Integradores Financieros / El colegio electoral de los Estados Unidos de América. ¿Una institución democrática? - 1era. Parte
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El colegio electoral de los Estados Unidos de América. ¿Una institución democrática? - 1era. Parte
2da. parte
Fuente: Bricklaw Abogados
martes, 24 de noviembre de 2020.-   Entre los argumentos más utilizados encontramos algunos como que el pueblo en su mayoría esta desinformado y que por ello podría ser desorientado por un grupo de insidiosos, lo que podría llevar a una elección radicalmente viciosa, temiendo que algún grupo o camarilla pudieran controlar la presidencia, originalmente señalaban como posible ejemplo a la “Orden o sociedad de Cincinnati”, que era un grupo con conexiones e influencias en todo el territorio, y que efectivamente podrían influenciar en la mayoría del pueblo para manipular la designación y elección del presidente. Esto, sin lugar a duda es un argumento que no solo menosprecia la capacidad del pueblo para realizar designaciones soberanas, sino que resulta un mecanismo que violenta las principales libertades y derechos civiles, los cuales tienen como finalidad en cualquier democracia, que la soberanía resida esencialmente en el pueblo.

Otros argumentos que se han utilizado a favor de la permanencia del colegio electoral son que los Estados más poblados, combinándose en favor de un solo individuo podrían llegar a controlar la elección. Lo que a mi forma de ver resulta absurdo, ya que eso es lo que precisamente el colegio electoral permite, que estados reñidos como Florida, que, aunque el 49% de la población apoye a un candidato demócrata el total de los votos del colegio electoral de ese Estado terminan a favor del candidato republicano, dado el irregular mecanismo. Esto, sin lugar a dudas es desproporcionado, y en el verdadero sentir de las personas deja un mal sabor de boca en los ejercicios “democráticos”.

El colegio electoral, si bien es cierto que se integra por supuestos personajes de la sociedad que son respetados por sus aportaciones como miembros distinguidos y que no tienen injerencia en ninguno de los poderes públicos, podríamos decir que el origen y fundamento del colegio electoral se basa en presupuestos clasistas. Ya que originalmente ese cargo solo lo podían ostentar hombres blancos que tuvieran mínimo 21 años y fueran poseedores de tierras, lo que permite inferir que se pretendía que personas con ciertas características raciales y económicas fueran quienes realmente controlaran la elección, a mi forma de verlo esto podría ser un antecedente del pensamiento supremacista que dominó durante la creación de la Unión Americana, por lo tanto, defender la perpetuidad del colegio, es defender también este tipo de pensamiento.

De hecho, algunos estudios han demostrado que si un candidato siguiera una estrategia adecuada e ignorara el 78% de la superficie poblada del territorio estadounidense y solo se enfocara en los estados que representan una mayor cantidad de electores, este podría ganar la elección sin problema. Cuestión que resulta contradictoria con los argumentos de quienes buscan defender el colegio electoral, ya que, según ellos, esto es precisamente lo que se busca evitar, que se ignore a las poblaciones más pequeñas.

Lo anterior, ha dado como resultado una Constitución “democrática” pero embestida de un carácter contra mayoritario que pone en duda la legitimidad de sus instituciones como democráticas. Sobre todo, por la forma en la que fueron creadas, en la que los argumentos principales que le sostienen están basados en una evidente discriminación hacía las masas populares, tachándoles de ignorantes, y también porque la voluntad popular se reduce a la decisión de unos cuantos electores y no de la mayoría de los gobernados.

Si bien es cierto que el constitucionalismo del país vecino nos ha influenciado fuertemente como nación, prueba de ello son los nombres oficiales de ambos países, en nuestro país también recibimos una fuerte influencia de las constituciones francesa y española, esta última una cuestión que resulta casi obvia; aunque nuestra Constitución resulto más innovadora en temas inherentes a derechos sociales.

Lo anterior, es decir, toda la mezcla ideológica propicio que el Constituyente reunido en Querétaro promulgara una Constitución con entrañas revolucionaras, libertarias, socialistas y progresistas. Y tomando en consideración que su creación representó el triunfo ante una dictadura de más de 30 años, se instauró como base de toda la Unión, la soberanía popular.

Así, en la Constitución mexicana encontramos en el artículo 80 y 81 la figura del Poder Ejecutivo de la Unión, en donde se establece que dicho poder se depositará en un solo individuo que se denominará presidente. Asimismo, se señala que la elección del presidente será de manera directa y en los términos que disponga la ley electoral, lo que deja fuera cualquier figura similar a la del colegio electoral de los estadounidenses, o cualquier otra institución o mecanismo que funja como intermediario entre el electorado y la decisión final.

En México, en el artículo 41 Constitucional se establece la figura del Instituto Nacional Electoral, como un organismo público autónomo dotado de personalidad jurídica y patrimonio propio, en cuya integración participa como actor principal el Poder Legislativo de la Unión, pero involucrando también a los partidos políticos y a los ciudadanos.

A este organismo se le adjudica la organización de las elecciones y el registro de los y las participantes, establece reglas y mecanismos democráticos para que cualquier persona o grupo de personas puedan participar de distintas maneras en las elecciones a los diversos cargos públicos que existen en el país y que se eligen mediante el voto, incluida a elección presidencial.

A contrario de lo que ocurre en Estados Unidos de América, en nuestro país, la elección la gana el candidato presidencial que obtenga la mayor cantidad de votos, realizando una cuenta de todos los votos realizados por los gobernados que hayan participado directamente. Así, la voluntad de la mayoría prevalece sin que exista ningún intermediario que elija “sabiamente” en representación de la mayoría de los gobernados. Y da pie a que no queden dudas sobre la transparencia de la elección, al menos en cuanto a soberanía, ya que, en temas inherentes a la corrupción, mapacheo y compra de votos, estos afectan los ejercicios democráticos, pero resultan problemas diversos a la cuestión de la elección directa, aunque también repercuten en el resultado.

Concluyo que al menos en el aspecto de la designación del Poder Ejecutivo, la Constitución mexicana resulta ser más transparente y democrática, ya que prevalece la soberanía popular al momento de designar al presidente. Lo cual no solo resulta acertado sino también práctico, ya que la figura presidencial es una figura que, a diferencia del poder legislativo, si representa a todos y cada uno de los gobernados dentro del territorio nacional, es decir, el presidente es un representante del pueblo completo. Por lo tanto ¿Por qué no permitir que sea todo el pueblo el que elija directamente a su presidente?

Abogado Uriel Said Ruiz Hernández.
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